Manpower – historia y filosofía de la empresa
Mueve el mundo con tus manos
Manpower – para Enrico Steger, inventor de la tecnología manual de fresado de zirconia y fundador de la empresa Zirkonzahn, este concepto esconde la imperiosa voluntad no solo de impulsar las ideas en la mente, sino también de hacerlas realidad con las propias manos. “El ser humano se esfuerza por impulsar mejoras y poner algo en movimiento”. Enrico Steger está convencido de esto. Con Manpower, Zirkonzahn define también el sistema de fresado desarrollado por él, un sistema que permite al protésico dental elaborar construcciones de gran calidad con sus propias manos. Al principio, no se tenía la seguridad de que este sistema, con el cual el hombre trabaja en forma manual, tuviera éxito en el mundo de la tecnología actual, en el que todo está asistido por ordenador. Durante su primera gira de presentación en Europa Central, en el año 2004, le acompañaba el temor de “que la gente se riera cuando viera un aparato que se manejaba manualmente”. Enrico Steger eligió su propia estrategia: ponía de relieve el resultado final y demostraba ante todo lo que la fresadora de zirconia era capaz de hacer. El aparato que había construído lo presentaba en un segundo momento.
Un procedimiento exitoso: medio año después, cuando empezaron los cursos sobre el manejo de la fresadora de zirconia, ya se habían matriculado 700 personas. “La gente estaba entusiasmada con el resultado que se obtenía con la fresadora de zirconia”, relata Enrico Steger. Hoy, la empresa Zirkonzahn vende sus productos en más de 80 países. En la gestoría de la empresa, la gente se comunica en 12 idiomas y los archivadores están marcados en el lomo con la bandera de cada país, desde la Union Jack de Gran Bretaña hasta la Star Spangled Banner de los Estados Unidos, y las banderas de Alemania, España, México, Corea, Sudáfrica o Australia.
Toda la producción y la sede de la empresa Zirkonzahn se siguen encontrando en la patria del inventor, en Tirol del Sur, la región alemana del norte de Italia que hace frontera con Austria y Suiza. Aquí se fabrican la fresadora de zirconia, el dispositivo de aspiración, el horno de sinterización, los colores líquidos, y se realiza la sinterización de los bloques de zirconia. En Valle Aurina, un valle al este del Tirol del Sur, creció Enrico Steger “como el hijo menor de una familia de obreros”. Aprendió la profesión de protésico dental, “justo lo correcto para mí, ya que la mezcla de creatividad y trabajo manual corresponden a mi condición”. Además, la ambición por superarse se unió a la pasión por “mover el mundo con sus propias manos”.
Enrico Steger se fue al extranjero, trabajó en laboratorios dentales en diferentes países, pronto se convirtió en un protésico habilidoso y aprendió muchísimo, especialmente en Alemania, que en ese momento era el baluarte de la odontotécnica. Alrededor de los veinte años, regresó al Tirol del Sur para fundar su propio laboratorio. “Abrí mi primer laboratorio en el sótano”, cuenta Steger y le resulta algo graciosa esta forma tan clásica de iniciar una carrera. El laboratorio dental marchaba bien, pero él aspiraba a convertir sus ideas en realidad, las cuales tenían un objetivo común: facilitar el oficio. Primero hizo llegar sus propuestas a empresas que desarrollaron y realizaron estas ideas. A continuación le invitaron a dar una conferencia en Japón. Como esta conferencia entusiasmó y le valió de reconocimiento, Steger fue llamado a continuación por muchos países para que diese conferencias e impartiese cursos. Cuando salió al mercado la zirconia, un nuevo material notablemente caro, y los aparatos de alta tecnología para su tratamiento, que eran igualmente caros, una idea volvió a iluminar la mente de Steger: ¿Por qué no trabajar la zirconia también manualmente y utilizar la fuerza de las manos en vez de la tecnología CAD? De nuevo una idea que podría haber vendido a una empresa, sin embargo, esta vez Steger eligió otro camino: “Busqué el consejo de un amigo sobre si debía vender la idea o comercializar yo mismo el aparato, lo que supondría evidentemente un montón de trabajo”, cuenta Enrico Steger. La respuesta de su amigo fue decisiva para la fundación de la empresa Zirkonzahn en el año 2003: “Tienes que hacerlo tú mismo, aunque sólo sea por el subidón de adrenalina”. Enrico Steger volvió al sótano para comenzar a construir el prototipo. Primero realizó una construcción sencilla en madera, que se convirtió a lo largo de dos años en un aparato listo para salir al mercado. Gracias a la estrategia de Steger durante la gira de presentación, que consistió en presentar primero el resultado, y gracias también a que ya era conocido por sus inventos, cursos y conferencias anteriores, consiguió generar gran interés.
No obstante, su éxito se basa en el propio sistema de fresado de zirconia: esta fresadora ofrece al protésico facilidad de manejo y es una adquisición rentable. De este modo, la fresadora de zirconia posibilita la elaboración tanto de construcciones simples como complejas, que hasta ahora no se podían realizar con ningún sistema; por ejemplo, el fresado de puentes circulares de 14 elementos. Finalmente, el temor de Steger de que el aparato pudiera no ser aceptado fue en vano: la venta fue explosiva y ya hace mucho tiempo que la empresa Zirkonzahn se mudó del sótano. Con todo, en Zirkonzahn no nos quedamos nunca quietos; de eso se encarga la mente creativa de Enrico Steger. Su Manpower impulsa ahora al equipo de desarrollo, que cuenta con 40 cabezas pensantes en todo el mundo, para que no paren de crear nuevas mejoras. Lo siguiente que desarrolló Zirkonzahn fue un procedimiento de prensado de zirconia propio, fabricó sus propias fresas, cuya calidad fue mejorada, y ofrece ahora nuevas ideas al sector de la implantología.
“Estoy poseído por la tecnología” reconoce Enrico Steger, “sólo encuentro la satisfacción absoluta cuando puedo hacer realidad mis ideas”. Ni siquiera se detiene ante los embalajes de los productos, el diseño de la sede de la empresa o su página de internet; lo diseña él mismo. Steger se guía por un instinto seguro, que le permite reconocer tendencias, modas, estéticas y ambientes. “Cuando uno lleva a cabo sus ideas con autenticidad, puede ser creativo en muchos ámbitos”, Steger está convencido de esto. Él mismo ha tenido la suerte de encontrar un ámbito en el que, desde el principio, era algo mejor que los demás, y en el que pudo evolucionar. El éxito financiero de la empresa Zirkonzahn le da ahora la libertad de llevar a la práctica ideas relacionadas con su profesión sin tener la necesidad de obtener un beneficio inmediato. En vez de comprar bienes de lujo, compra “mejor máquinas nuevas con las que pueda llevar a cabo algo nuevo”.
Es decir, Manpower: el deseo de mover el mundo con las propias manos.